TREINTA y CINCO AÑOS NO ES NADA...
De pequeño, como a alguno de ustedes les habrá sucedido, fantaseaba con la idea de donde y como me encontraría el famoso año 2000. Calculadora en mano (nunca me dió la neurona para calculos complejos) hacía la resta para saber que edad tendría en el 2000 y el resultado era 27.
27 años en el 2000!. Guau. Sonaba tan misterioso entonces. Me imaginaba casado y con hijos, un poco menos de pelo, un poco mas alto...un hombre con todas las letras y todos los dientes.
Con el correr del tiempo y a medida que la vida me llevaba inexorablemente hacia el siglo XXI fui rehaciendo mis proyecciones. Ya no me daban los numeros para eso del casamiento y de los hijos. Todo se había transformado en meras fantasías. Algo así como esas notas de la revista Muy Interesante en las que anunciaban la llegada del hombre a Marte para 1992 o el apocalipsis para 1996.
Nada mas lejos de la realidad. Covengamos que tampoco estaba en mis planes conocer a Diana Bettys en 1993. Pero bueno...el Creador tiene un gran sentido del humor (que yo no comparto).
¿A que voy?
El 21 de febrero de 2008, cumplí 35 años. 35 de los cuales la memoria solo me devuelve una serie de instantáneas de lo vivido. Lo que me espera para cuando cumpla 70...Gracias si me llego acordar de tomar las pastillas.
La vida es vertiginosa. Ayer era ese niño timido que no podía dormir con la luz apagada. Ayer era ese muchacho al que le empezaban a crecer unos insulsos bigotes como a mi querido Cantinflas. Me levanto a la mañana y al verme en el espejo, despues de asustarme, trato de ver que a quedado de ese pequeño. Me hundo en mis ojos y me pregunto...¿quien dejó mal apretado el botón del inodoro?.
Cuando Gardel en su famoso tango Volver decía que "20 años no es nada...etc etc", yo no lo podía entender ya que para mi 20 años era mas que toda mi vida. Pues, Gardel tenía razón. Supongo que habría que aggiornarlo y decir que 30 no son nada...o 40...o 50...
Somos pasajeros del tren de la humanidad. Algunos viajan mas o menos estaciones. Algunos se bajan cuando recién subían. Algunos parecen aferrarse a sus asientos. Somos meros pasajeros de este hermoso viaje y está en nosotros disfrutarlo sin perder tiempo en intrascendencias.
(sigue...tengo hambre y quiero comer)
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