DIABETES & PAÑALES : GUIA PRÁCTICA DE UN FLAMANTE PADRE DIABÉTICO



Hace exactamente dos semanas que mi vida dejó de ser la misma. Exactamente 14 días de aquella madrugada del martes 15 de julio en la que Sara decidió que era el momento de hacernos compania. Nada es casual. Desde aquella noche mi hija a tenido una predilección por "llamar la atención" en horarios poco ortodoxos.

3:35 de la mañana. Gente. Si yo tuviera que describirles la cara del obstetra y de la partera cuando llegaron a la clínica tendría que remitirme a algún capítulo de Ren y Stimpy...algo así como esto :


Entonces uno se da cuenta de la magnitud del asunto. Algo así como cuando uno, en un restaurant, osa hacerle algún comentario al mozo sobre el plato que hemos elegido reclamando, airadamente, que se lo vuelvan a preparar "como corresponde"...Mmmmm grueso error. En las cocinas se guardan secretos que lamentablemente no mueren en la cocina sino en nuestro plato.

Cuando le vi la cara a los dos y, muy particularmente, al anestecista, le propuse al doctor darles una mano con la cirugía...Lo pensó dos veces. Me hizo entrar al quirofano pero solamente para presenciar ese magnífico instante, ese momento en el que se detiene el tiempo y entre viceras, sangre, sudor y lárgimas, emergió el fruto de aquella noche apasionada de hace 9 meses. Salió, nos miró atentamente a todos con cara de no entender demasiado y emitió un grito que aún retumba en mis oidos.

Todas las noches. Todas. Un grito acompañado de un suspiro. Luego otro. Otro. Otro y otro mas. Los días duran efectivamente 24 horas. Puedo asegurarselos. No me he perdido una sola hora de estas ultimas dos semanas. Han sido intensas.

El problema con el temita de los horarios "cambiados" es que se ubica en las antípodas de lo que debe ser la vida estructurada de un diabético. Todos sabemos de la importancia de cumplir con cierta prolijidad con la rutina de las comidas y las aplicaciones. Ello se vuelve una complicación con la llegada de la cigueña. Cuando logro pegar un ojo, a eso de las 5 de la mañana, no suelo levantarme antes de las 2 de la tarde. Suelo aplicarme la Lantus a la 1 y comer, como tarde, a las 2. Ahora desayuno a las 2 de la tarde y almuerzo a las 6. Digamos que tengo los horarios un tanto corridos. ¿Los controles?. Un tanto corridos.

Es cuestión de adaptación. De encontrar cierto equilibrio entre pañales y tiras reactivas. A fin de cuentas 18 años pasan rapido. ¿No?.

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