VIAJANDO CON DIABETES - SEGUNDA PARTE



Las siguientes recomendaciones aplican a cualquier medio de transporte.

Muchos de nosotros conservamos una suerte de "trauma" pre-diagnóstico vinculado a la sencilla odisea de ir hacer pipí al baño. En mi caso el chiste me duró 6 meses...el mismo tiempo que me tomó darme cuenta que ir 3 veces al baño a la madrugada no era normal. Tampoco lo era comer como un cerdo, beber como un camello y adelgazar como Karen Carpenter.

Ir al cine, por ejemplo, era una tortura. No había forma de terminar de ver la película sin tener que levantarme, por lo menos, una vez para ir al toilet. Ni hablar cuando fui a ver la lista de Schindler... Recuerdo, para la misma época, haberme quedado en la puerta del baño viendo un recital de Paul McCartney porque eran tantas las ganitas de hacer pipí que ni llegaba a volver a mi ubicación que ya tenía que volver...Una tortura...Reitero que todo esto fue previo al diagnostico y hoy imagino que mis glucemias andarían rondando 700 en la Lista de Schindler y 900 en el recital...

15 años mas tarde sigo con el asunto de pedir asiento del lado del pasillo y con la imperiosa necesidad de vaciar la vejiga previo a un viaje largo. Los viajes suelen generar cierta ansiedad y ello hace que nuestras glucemias se alboroten con la lógica consecuencia de tener los síntomas de una hiperglucemia, entre ellos las ganitas de ir al baño.

Otro consejo útil es el de pedir con anticipación (si se viaja en avión) comida para diabéticos. En teoría la misma debiera tener una cantidad de carbohidratos reducida...esto en teoría...


En mas de una oportunidad la comida para diabéticos es la misma que la vegetariana o la comida cosher o la comida para celiacos. Mi experiencia me ha llevado a no pedirla. Prefiero comer un pollo con arroz y mirar de reojo el postre antes que comer un tomate partido al medio con una aceituna negra...

(sigue)

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