MALOS AIRES
Los que viven en lo que conocíamos como Buenos Aires y zonas adyacentes saben bien de lo que estoy hablando. Si algo le faltaba a esta bendita ciudad era esto. Si la nieve sorprendió a los porteños el 9 de julio del año pasado, esto los ha dejado atónitos. Esto es para los que me leen a la distancia. Los que se asoman por la ventana y si pueden ven las casas de enfrente.
Buenos Aires está cubierta de humo. Una densa humareda ha generado muchas complicaciones y un puñado de muertes. La misma es resultado de una quema de pastizales a cientos de kilómetros de aquí. Sin embrago el humito nos lo fumamos nosotros. Arden los ojos. Cuesta respirar.
Algunos especulan con un acto de justicia divina. Estarían fumigando Buenos Aires. Pero como ocurre con las cucarachas, el porteño es un insecto tremendamente resistente. Yo sigo aún en pie. Por lo menos al momento de escribir estas lineas. De ser las últimas sepan que el humo si nos pegó mas fuerte de lo que decían los medios...
“El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia; y su reino se cubrió de tinieblas” (Apocalipsis 16:10)
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